lunes, 20 de diciembre de 2010

QUESO FRITO CON JALEA DE GELATINA DE MOSCATEL

Ángel y yo somos amantes de los aperitivos y pequeños bocados. Cuando viene alguien a cenar a casa intentamos sorprenderlos con alguna curiosidad o invento.
Pero en estas fechas, las cenas las hacemos en casa d los papis, así que en vez de deleitarlos aquí, nos llevamos la comida allí.
El año pasado, en nochebuena cenamos en casa de mis padres y llevamos un cous-cous para 20 (fuimos 40 y tantos) con su caldito y sus frutos secos y verduras para acompañar. Además de dos pastelas (una de pollo y otra de cerdo)
En casa de mi suegra el año anterior también sorprendimos con las pastelas (individuales) hechas en las obleas de las empanadillas grandes de La Cocinera.


Este año también quieren pastela pero estoy pensando cambiar por hacer entremeses variados como los que os he puesto anteriormente y alguno más que se me ocurra.




Uno de los que se lleva todos los números es el Queso frito con gelatina de Moscatel.


Se puede hacer con casi cualquier tipo de queso. No se si habréis probado el gorgonzola de los restaurantes italianos o el Camembert, están de vicio.


Para los principiantes os recomiendo algun queso ahumado o de textura similar pues al freirlo, el queso se derrite, y este es más fácil de manejar.
La gelatina de moscatel es puro capriño. Me encanta el vino dulce con el queso, pero podeis hacerla con cualquier vino que os guste El Pedro Ximenez tambien resulta. La haremos con agar-agar, que es una gelatina vegetal pero podeis utilizar la de siempre de Royal (sin sabor).


Ingredientes:
600 gr. de queso ahumado
1 sobre de agar-agar o de gelatina neutra
50 cl de moscatel
Harina
2 huevos
Pan rallado
Aceite de girasol
Mantequilla salada
Canela, ralladura de limón, comino molido
Menta o hierbabuena para decorar


Preparación:

Empecemos por la gelatina. Vamos a preparar medio litro de gelatina (cuando la probéis, veréis como tiene mil aplicaciones). Para evitar que el ácido del vino pueda hacer grumos, vamos a desleír el sobre de gelatina en un fondillo de agua (10cl) y dejar hervir un par de minutos. Retiramos del fuego, añadimos el vino y batimos bien con un agitador de varillas (se podría hacer directamente con el vino, pero al hervir, este perdería buena parte de sus aromas y eso sería un crimen, pero también se puede hacer). Con ella podemos hacer daditos, spaghetti, tallarines, o lo que se nos ocurra, pero para la jalea, lo que hacemos es verterlo en un bol grande y dejar solidificar. Una vez gelificado, con el agitador de varillas lo rompemos y batimos para que coja aire hasta que quede con el aspecto de un cristal de Murano. Divino.



Para freír el queso basta con cortar unas tiras del tamaño de una tiza, pasarlas por la canela y el comino, harina y huevo batido y luego rebozarlas en pan rallado, procurando apretarlas para que se pege bien. Lo de la harina es  porque sino de hace, el rebozado no se pega.  En una sartén ponemos el aceite de girasol con una cucharada de mantequilla y cuando empiece a saltar, echamos las varitas de queso hasta que se doren por las cuatro caras, pero sin quemarse ni despachurrase (hay que coger el punto, por eso digo de empeza con un ahumado y no un gorgonzola por ejmplo). Simplemente así ya son un aperitivo de rechupete.


Con las gelatinas se pueden hacer diabluras, sobre todo en este campo de guarniciones o decoración de platos. Aquí he puesto esta jalea, pero también se pueden hacer tallarines, con los que a su vez se pueden formar nidos, serpentinas, o cualquier otra cursilada. Para ello se extiende la gelatina líquida sobre la encimera de la cocina (si es de piedra, mejor, porque se solidifica al instante), procurando que quede en una capa fina de un milímetro y bien igualada. Luego se cortan en tiras de medio centímetro de ancho y tan largo como dé la mancha. También se pueden hacer spaghetti. Se mete la gelatina líquida en una jeringa de boca grande (1,5mm) y se tiran cordones sobre la encimera, procurando que no se toquen ni se solapen. Cuando estén fríos, se levantan y parecerán spaghetti transparentes, muy chulos.
Para esta forma, basta con poner unos bastoncitos de queso frito y, a un lado, una cucharada de jalea, o al revés, una montaña de jalea y los quesos por encima. Aconsejo espolvorear todo con ralladura de cáscara de limón de siempre sorprende en boca y alegra mucho los sabores. Adornar con hojitas de menta o hierbabuena.


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